lunes, 17 de agosto de 2009

Anexo : Asedio de Castillos

Al acercarse un ejército al castillo, los lugareños normalmente se refugiaban en el interior llevando con ellos cualquier objeto de valor, sobre todo comida y armas. Sin embargo, si se esperaba que el asedio fuera muy largo, se podía rehusar la entrada a los campesinos que no pudieran luchar para así conservar los alimentos. Hay muchos ejemplos registrados de personas que fueron expulsadas de ciudades asediadas para preservar la comida. Cuando el rey inglés Enrique VIII asedió la ciudad de Rouen, los defensores expulsaron a los débiles y a los pobres para conservar la comida. Los ingleses impidieron el paso por sus líneas de estos desafortunados. Viejos, mujeres y niños se apiñaron entre la ciudad y el ejército inglés durante meses escarbando en busca de sobras y muriendo de inanición hasta que se negoció la rendición. Al llegar un ejército, se podía negociar inmediatamente la posibilidad de rendición y los términos de ésta, sobre todo si había pocos hombres en el castillo o en la ciudad. En caso de que las negociaciones fracasaran, los atacantes sopesaban cuidadosamente la posibilidad de asaltar la fortaleza. Si se repelía un asalto rápido o se consideraba demasiado arriesgado, los atacantes impedían la salida del castillo y comenzaban el asedio. Una vez que la artillería del asedio había disparado a la ciudad se consideraba que el asedio había comenzado oficialmente. En la mayoría de los casos, retirarse sin un buen motivo era inaceptable y estaba considerado como un deshonor. Un asedio largo era algo parecido a un evento social. El asedio de Neussn en el siglo XV, sólo duró unos meses, pero los atacantes construyeron un largo campo que incluía tabernas y pistas de tenis. Los nobles que tomaban parte en un asedio se acomodaban y, a menudo traían con ellos a sus esposas y familias. Los mercaderes y los artesanos de los pueblos vecinos acudían con rapidez para instalar tiendas y ofrecer sus servicios.


Formalidades del asedio


La realidad de la guerra durante este período era que los castillos y las ciudades casi nunca eran capturados realmente al asalto. Los asaltos, normalmente, eran un acto
de desesperación, estaban facilitados por actos de traición o se hacían amparados en el sigilo. Un asalto costaba demasiadas vidas a menos que la plaza asediada contara con muy pocas fuerzas. Era mucho más frecuente orquestar un asedio según las leyes predominantes de la guerra y del honor, y ocupar el castillo con relativamente pocas bajas. Para los defensores sería una traición rendirse sin lucha, por lo que el asedio se mantenía y se destrozaban las murallas del castillo. Si el señor del castillo no estaba dentro, su segundo al mando, llamado castellano o alguacil, podía rendir al castillo con honor después de muchos días si no había aparecido una fuerza de auxilio. Los castellanos a menudo solicitaban un contrato que especificara claramente cuales eran sus obligaciones y bajo que circunstancias no serían penalizados por rendirse. En los raros casos en los que la posibilidad de rendición no existía o era rechazada, la política aceptada era que tras un asalto victorioso había poco lugar para la compasión. Los soldados corrientes e incluso los civiles presentes en el interior podían ser masacrados y el castillo o la ciudad podían ser saqueados. A los caballeros capturados normalmente se les mantenía con vida y se les retenía para conseguir el rescate. Todos los atacantes recibían una parte del botín. La aplicación práctica de esta política era otro aliciente para que los defensores negociaran la rendición tras un período razonable de asedio. El rey Enrique V de Inglaterra tomó la ciudad de Caen en 1417 tras un largo asedio. Después permitió a su ejército saquear la ciudad de un extremo a otro en respuesta a la obstinada resistencia de los defensores. Todos los hombres de la ciudad que no eran sacerdotes fueron asesinados. En su siguiente parada, el castillo de Bonneville, los defensores aceptaron la rendición y entregarles las llaves tras siete días sin recibir ayuda, aunque ambas partes sabían que no había perspectiva de ninguna tropa de auxilio. El Krak de Chevaliers era el más famoso de los castillos de los cruzados en Oriente Medio y todavía se levanta imponente en la moderna Siria. Durante la era de las Cruzadas fue defendido por los caballeros Hospitalarios y resistió más de una docena de asaltos y ataques durante cerca de 130 años, hasta que finalmente cayó en manos de los egipcios en 1271. La historia de su captura fue inusual, pero típica, en el sentido de que sus defensores no lucharon hasta morir. Los árabes desestimaron un ataque contra la puerta principal del Krak des Chevaliers porque al penetrar allí llegaban hasta una serie de pasadizos mortalmente estrechos y hasta una segunda puerta, que era incluso más poderosa. En su lugar atacaron la muralla sur socavando la gran torre en la esquina sudoeste. Esto les permitió entrar más allá del muro exterior. Sin embargo, antes de atacar la torre del homenaje central, que era incluso más poderosa, intentaron una estratagema. Enviaron una paloma mensajera al castillo con un mensaje del jefe supremo de los Hospitalarios ordenando la rendición de la plaza. Inferiores en número y sin esperanzas de recibir ayuda, los defensores aceptaron la orden del mensaje, aunque sabían que era falso, y rindieron el gran castillo con honor.


Excavaciones


El principal problema para ocupar un castillo o una ciudad fortificada era el superar las murallas que impedían la entrada y protegían a los defensores. Una solución a este problema el socavar una parte de la muralla, para derrumbarla. Esto sólo era posible antes de que los castillos tuvieran fosos, o antes de que el foso estuviera vacío de agua. Era imposibl
e excavar cuando la muralla estaba construida en piedra sólida. Los excavadores primero abrían un túnel hasta la muralla y después continuaban hasta llegar a sus cimientos. El túnel se sostenía mediante apoyos de madera que gradualmente iban soportando la carga de la muralla que había sobre la tierra que estaba siendo excavada. En un momento convenido de antemano, se prendía fuego a las maderas del túnel. Al arder las maderas desaparecía gradualmente la sujeción de la estructura de la muralla y, si todo salía como había sido planeado, una parte de la muralla se venía abajo. El muro hundido creaba una entrada para un asalto directo de los soldados al castillo. Las excavaciones eran laboriosas y llevaban mucho tiempo. Los defensores que se daban cuenta de la excavación del túnel reforzaban el muro amenazado con un muro auxiliar para que el derrumbamiento no abriera totalmente las defensas. Los defensores también sabían hacer contraexcavaciones, excavando sus propios túneles debajo de las murallas, para intentar interceptar el túnel del enemigo. Cuando se encontraban los dos túneles se producían verdaderas batallas bajo tierra.


El asedio


El ejército atacante instalaba posiciones alrededor del castillo para evitar fugas o misiones de combate de los sol
dados asediados. Los atacantes tomaban las granjas y villas cercanas. Se creaban patrullas para informar del acercamiento de cualquier ejército de auxilio y para buscar comida. Los jefes atacantes examinaban la situación y decidían si simplemente sometían a asedio el castillo o si se preparaban activamente para atacarlo. Si simplemente iban a dejar que los habitantes del castillo pasaran hambre hasta llegar a la rendición, los atacantes se concentraban en mantener a los defensores encerrados y en evitar que cualquier fuerza de auxilio obligara a levantar el asedio. La elección de la mejor forma de atacar un castillo podría incluir cualquiera de las siguientes opciones: * Excavar una parte de la muralla * Seleccionar una división de la muralla para abrir brecha mediante el lanzamiento de piedras (o con cañones, aunque éstos no fueron eficaces hasta el año 1450, cerca del final de este período). * Seleccionar una parte de la zanja (y del foso, en caso de que lo hubiera) para rellenarla. * Construir torres de asalto y escaleras para subir por las murallas. * Seleccionar una puerta u otra parte para destrozarla con un ariete. La velocidad de trabajo en los preparativos del asalto era proporcional a la urgencia que había en tomar el castillo, las perspectivas de rendición y los hombres disponibles. Si los atacantes tenían grandes suministros de comida, no se esperaban auxilios, y los defensores parecían dispuestos a rendirse una vez que su honor estuviera a salvo, entonces los trabajos para preparar el asalto eran poco más que un espectáculo. Si los suministros del atacante eran escasos, la llegada de auxilio era inminente y los defensores eran obstinados, entonces los preparativos podían llevarse a cabo día y noche. Cuando se terminaban los preparativos, se les daba a los defensores una última oportunidad de rendirse antes de que comenzara el asalto.


El equipo del asedio

El equipo del asedio se usaba para superar las murallas y otras defensas del castillo, para que la fuerza superior del ejército atacante pudiera enfrentarse a los defensores con una desventaja mínima. La mayor parte del equipo estaba diseñado para tirar abajo las murallas o abrir una brecha. A demás de la escalera simple para subir, el equipo de asedio usado más frecuentemente durante la Edad Media incluía el lanzapiedras, la catapulta de trayectoria plana, la torre de asedio, el ariete, y el pavise. Una vez que se había abierto una brecha o que se había colocado una torre de asedio, una fuerza voluntaria de soldados encabezaba el asalto. A esta fuerza se le acabó dando el nombre de la "vana esperanza", por las bajas que se esperaba que tuvieran. Pero los componentes de esta fuerza que sobrevivían, en la victoria eran generalmente los más recompensados con ascensos, títulos y botines. El lanzapiedras era una gran catapulta potenciada por un contrapeso pesado, normalmente una gran caja de rocas. Se ponía el brazo largo de lanzar debajo, contra la masa del contrapeso y se cargaba una piedra de gran tamaño. Cuando se liberaba el brazo el fuerte peso caía, levantando el brazo de lanzamiento y disparando el proyectil de piedra de gran tamaño en una trayectoria elevada arqueada. Los proyectiles arrojados por este arma caían hacia abajo y su uso estaba sobre todo indicado para destruir la parte superior de las torres y las almenas. Era difícil dañar muros totalmente verticales con el lanzapiedras, a menos que los proyectiles cayeran justo en la parte superior del muro. Se montaba fuera del radio del alcance de los arcos y se le defendía de una posible misión de los defensores para quemar el arma. La catapulta era útil para destrozar tejados de madera y a continuación prender fuego a los escombros con proyectiles incendiarios. La catapulta de trayectoria plana era un tipo distinto de catapulta que estaba potenciado por cuerdas o tiras de piel enrolladas. Un trinquete enrollaba a las cuerdas, tensándolas. Al aflojarse, las cuerdas giraban tirando del brazo lanzador hacia delante. Cuando el brazo golpeaba una barra pesada que estuviera en estado de contención, se disparaba cualquier proyectil que estuviera en el canasto al final del brazo. La barra de contención se podía ajustar para cambiar la trayectoria del proyectil. Estas catapultas tenían una trayectoria recta, a diferencia de la de trayectoria plana, pero podían causar el mismo daño. Solían hacer falta muchos disparos para causar un daño apreciable en una muralla. Sin embargo, los proyectiles disparados y los fragmentos rotos de la muralla ayudaban a rellenar la zanja, creando una pila de escombros desde la que los atacantes podían escalar los muros. Las torres de asedio se acercaban a las murallas y a continuación arrojaban desde ella una plancha hasta la parte superior de la muralla. Los soldados de la torre podían avanzar entonces por la plancha y entablar la lucha cuerpo a cuerpo con los defensores. Dicha torre solía ser enorme. Tenía que ser protegida con pieles húmedas para evitar que la quemaran. Se movía con lentitud y dificultad, a causa de su peso. Había que empujarla o arrastrarla hacia delante con poleas que habían sido montadas previamente con estacas cerca de la base de la muralla del castillo. Había que preparar la tierra con anticipación, normalmente con una calzada de tablas planas de madera encima de tierra fuertemente comprimida, para facilitar el movimiento de la torre. Un área para la lucha, situada en la parte superior de la torre, permitía disparar a los arqueros al castillo mientras se acercaba la torre. Los soldados montaban las escaleras dentro de la torre una vez que estaban cerca. Los asaltos desde una torre de asedio nunca cogían por sorpresa a los defensores, a causa de toda la preparación previa. Los defensores cogían escaleras para fortalecer la parte amenazada de la muralla o para evitar que tiraran la plancha. Ellos intentaban luchar contra la torre según se iba acercando. Hasta el último momento del asalto, las máquinas de guerra disparaban contra su objetivo en la muralla para dificultar los preparativos de los defensores y su respuesta al asalto. Si el primer grupo de atacantes provenientes de la torre lograba pasar, una corriente continua de hombres les seguía por la plancha para finalizar la ocupación del castillo. El ariete era un gran tronco con una cabeza de hierro que estaba introducida dentro de una abertura móvil y se hacía rodar hasta una parte de la muralla o una puerta. Una vez en la muralla se balanceaba el tronco adelante y hacia atrás contra el muro. La fuerza de los golpes abría brecha en la placa de madera de la puerta o el muro de piedra, creando una abertura para el ataque. La parte de arriba del ariete estaba cubierta con pieles húmedas para evitar que ardiera. El manejo del ariete era un trabajo peligroso. Los enemigos situados arriba arrojaban rocas de gran tamaño, agua hirviendo o aceite ardiendo sobre el ariete, con la intención de destrozarlo o de matar a los hombres que lo manejaban. Incluso cuando se destruía un portal o un puente levadizo, había normalmente varios rastrillos y, además, tenían que abrirse paso por la puerta. En el asedio de Tiro, durante el invierno de 1111-1112, los defensores árabes idearon una defensa ingeniosa contra el ariete. Tiraban ganchos con los que sujetaban el ariete y lo alejaban de la muralla. Así dificultaban continuamente su utilización. Los arqueros atacantes y los ballesteros se refugiaban cuerpo a tierra detrás de grandes escudos de madera llamado pavises. Una estrecha rendija para disparar, situada en la parte superior, permitía disparar a los defensores. El rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León, recibió una herida mortal en el hombro por una flecha corta lanzada por una ballesta mientras miraba desde el lateral de un pavise.

Anexo : Pólvora

La llegada de la pólvora

En el siglo XI, los chinos ya conocían la pólvora y la utilizaban con fines militares para propulsar cohetes. Sin embargo estas armas causaban más terror que estragos. Los chinos también experimentaron con los fuegos artificiales. Pero no comprendieron el potencial de la pólvora como explosivo o propulsor de proyectiles.
La pólvora avanzó progresivamente hacia occidente, donde los europeos descubrieron usos mucho más destructivos de esta substancia. La obra de arte europea más antigua que conservamos en la que se representa un arma de pólvora, apareció en 1326. Este primitivo cañón se cargaba con una especie de lanza, no con balas de cañón. Los europeos habían experimentado con la pólvora durante el medio siglo precedente. La descripción más antigua de la fórmula que conservamos apareció en 1260, y se le atribuye a u
n fraile inglés llamado Roger Bacon. Hacia 1340, se utilizaban balas de cañón de plomo, hierro y piedra. Los ingleses usaron cañones en el campo de batalla de Crécy, en 1346, pero no se menciona su utilidad en la crónica de la batalla.


Los cañones


Tuvieron que pasar varios siglos de experimentación antes de que las armas de pólvora resultaran verdaderamente útiles. Una de las dificultades era el crear una pólvora que ardiera de manera rápida, uniforme y potente. Otra radicaba en diseñar cañones adecuados que no explotaran. Los primeros cañones se caracterizaron por una fabricación deficiente, lo que hacía casi tan peligroso dispararlos como ser su blanco. En 1460, por ejemplo, el rey Jaime II de Escocia murió a causa de la explosión de un cañón.
A mediados del siglo XV, las tecnologías de los cañones y de la pólvora habían avanzado suficientemente como para ser considerado
s armas importantes. Esto quedó claro en 1453, cuando enormes cañones de asedio, disparando macizas balas de cañón, castigaron las murallas de Constantinopla. Aunque la causa principal de la caída de Constantinopla fue una pequeña puerta que quedó abierta, el bombardeo consiguió hacer posible un ataque directo. En la Edad Media, los cañones se utilizaban para derribar murallas durante los asedios y para disparar contra las filas enemigas en el campo de batalla. Su capacidad para derribar paredes verticales dio lugar a modificaciones en la construcción de los castillos. Los altos muros en vertical fueron reemplazados por murallas inclinadas de menor altura. En este periodo, la utilidad de los cañones en el campo de batalla era muy limitada por ser su manejo tan laborioso y tan difícil su traslado a otras posiciones durante la acción.


Las armas de mano

En 1350, aparecieron ilustraciones de varios tipos de armas de mano. Eran armas primitivas que consistían en un tubo hueco tapado por un extremo y con un agujero en el lateral (cerca del extremo bloqueado). En el agujero se colocaba una mecha (una cuerda corta de material inflamable) para prender la pólvora y disparar la bala cargada previamente en el cañón. No servía de mucho intentar apuntar con estas primeras armas de mano. Sólo resultaban efectivas si eran disparadas en descargas y por varios hombres a un tiempo contra blancos compactos. Hacia 1450, la mayoría de los ejércitos europeos avanzados usaban armas de mano. Aún así los arcos y las ballestas, al ser armas eficaces y poco costosas, siguieron empleándose como armamento de infantería hasta el siglo XVI.



Video Didáctico

Estructura castillo







domingo, 16 de agosto de 2009

Más Castillos

Castillo de Carlisle

El Castillo de Carlisle, actualmente intacto, fue construido en el año 1092 (s.XI) por el rey Guillermo II y en su momento sirvió como prisión para María Estuardo, reina de Escocia. El Castillo de Carlisle, construido en la frontera entre Escocia e Inglaterra, posee una historia de límites que se defendieron, tanto tribales, como políticos. La ciudad inglesa de Carlisle fue durante siglos un importante puesto estratégico en los conflictos que mantuvieron ingleses y escoceses, y este castillo se vio envuelto en numerosas batallas.


Castillo de los templarios

La época de su construcción data del siglo XI - XV. Declarado Monumento Nacional Histórico Artístico en 1924. El Castillo que hoy conocemos es el resultado de una larga serie de ampliaciones, reformas y añadidos que van desde la primera cerca de la planta cuadrada de principios del siglo XII, hasta las ultimas zonas construidas a finales del siglo XV y principios del XVI.
Posteriores incorporaciones, como las caballerizas en 1848, y las numerosas reformas llevadas a cabo desde principios del siglo
XX, han contribuido a la complejidad del conjunto, tal y como lo conocemos hoy en día. Los escudos y blasones de quienes lo ocuparon y contribuyeron en su construcción son prueba de sus diferentes etapas.


Castillo de Ankershus

El Castillo de Akershus es el castillo más antiguo construido para proteger Oslo, capital de Noruega.
La fortaleza está situada en la entrada del Fiordo de Oslo, por lo que fue construida en este lugar para poder divisar todo el fiordo y así preservar la ciudad de cualquier ataque de pueblos enemigos. También es un buen lugar porque está más elevado que cualquier otra edificación. Fue construido en el año 1290 (s.XIII) por el Rey Haakon V, y desde ese momento, fue residenciareal. Ha sufrido algunos cambios con el paso del tiempo ya que los reyes fueron amoldándola un poco a la época.
Hoy en día es tan
sólo albergue de museos y de mausoleos reales.


Castillo de Gravensteen

El Gravensteen es una auténtica maravilla. Uno de los mejores castillos medievales que se pueden ver en Europa.

El castillo de los condes de Flandes, es una gran mole en medio de los canales de Gante. Fue construido por el conde de Flandes en 1180 (s.XII). En principio fue construido con fines defensivos, pero acabo en el siglo XV acogiendo telares y otros artilugios pertenecientes a la floreciente industria algodonera local.
El castillo se encuentra en el centro mismo de la ciudad. Desde los torreones de este castillo se puede ver una panorámica de toda la ciudad. En el interior del castillo, además de mostrarnos las diferentes salas como, habitaciones, sala de recibimiento, destaca una gran colección de elementos de tortura.



Castillo de Roquetaillade


El Castillo de Roquetaillade está ubicado en Mazères, en el departamento francés de Gironda. Carlomagno, en su camino hacia los Pirineos junto a Roldán, construyó una primera fortificación allí. De ese castillo solo quedan impresionantes ruinas, pero en el año 1306 (s. XIV), con el permiso de Eduardo I, el Cardenal De La Mothe, construyó una segunda fortaleza.

Desde 1840 fue declarado monumento histórico por el Ministro de Cultura Francés. Fue abierto al público en 1956, siendo el más visitado de la región de Burdeos. El castillo también es conocido por la producción de un famoso vino blanco, el “Chateaufort de Roquetaillade” y la crianza de ganado de raza Bazadais para consumo cárnico.


Castillo de San Servando


El castillo de San Servando se encuentra en Toledo, separado de la ciudad por el río Tajo. San Servando es una fortaleza del siglo XIV construida hacia el año 1380 por orden del obispo Tenorio sobre un castillo anterior de origen musulmán, de mayor tamaño y del que aún quedan los cimientos. Es propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha, y hoy día se emplea como albergue juvenil.





Castillo de Malbork

El Castillo de Malbork fue fundado por la Orden de los Caballeros Teutónicos en 1274 (s.XIII) con el nombre de su patrona, la Virgen María. Está situado en el margen derecha del río Nogat (afluente del Vístula, en Polonia.)

Este castillo es un ejemplo clásico de fortaleza medieval; es el castillo más grande del mundo construido con ladrillo y uno de los más impresionantes de su tipo en Europa.

Partes de un Castillo Medieval




Barbacana: Es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo una puerta de acceso. Podían contar con portales propios fortificados de paso obligatorio para acceder a la puerta principal.
Torre del homenaje. Es la torre principal del castillo, residencia de los responsables del mismo, normalmente la más alta y fuerte, y estaba situada en el lugar de más fácil defensa. Era el lugar más protegido y en caso necesario podía conventirse en el último núcleo de resistencia.
Foso: trinchera excavada frente a los muros de una fortificación. Su misión principal era impedir que las máquinas de asalto se aproximarann a los muros.
El rastrillo o peine suele ser una pesada reja, rematada abajo en puntas que formaba parte de las fortificaciones de la puerta, junto al puente levadizo y la barbacana.
Almenas, tenían como función proteger a los defensores, algunas tenían orifcios, como troneras (para las armas de fuego) o saeteras.
Adarve o camino de ronda, donde se parapetaban los defensores.

¿Dónde estaba el baño?
Para lavarse, utilizaban un recipiente con agua. Como baño usaban un retrete, un asiento de madera sobre una tubería de piedra que bajaba por la pared del castillo directamente hasta el foso. Los retretes tenían mal olor y seguramente eran muy fríos, ya que por lo general la tubería salía directamente al aire libre.

¿Cómo se cocinaba?
No había aparatos de cocina como hoy, la mayor parte de los alimentos se cocinaban directamente sobre el fuego.
El cocinero cocinaba la carne en un espetón, que podía girarse con un asa para que la comida se cocinara bien. Otros alimentos se hervían en una gran cacerola de hierro sobre las llamas, en las cocinas existían un horno especial para hacer pan.

Los Castilllos más Famosos de Europa

Castillos Famosos en Europa
Aunque influyen los estilos arquitectónicos de la época en la construcción de castillos, el tamaño de los proyectos obliga a desarrollar ténicas más avanzadas de edificación.
Los castillos famosos impusieron líneas de diseño que superaban la estética predominante de su época, cada uno se convirtió por si mismo en un estilo arquitectónico.
El castillo de Malbork, es ejemplo de arquitectura gótica del siglo XIV; el castillo de Chambord, en la región del Loira, es obra maestra del renacimiento francés y el castillo de Agustusburg del siglo XVIII marca un hito en estilo barroco Alemán.

Influencia de estas Construcciones
En Alemania se localiza el castillo de Neuschwanstein levantado en 1869 por orden de Luis II de Baviera, este es el Castillo más famoso del planeta y sirvió a Walt Disney como inspiración para crear su conocido castillo de ensueño.
La novela "Drácula" del escritor irlandés Abraham Stoker, se inspira en el castillo de Bran, donde reside el mítico Conde Drácula que inspiró a numerosos guionistas de cine.

Otro conocido por ser parte de una historia popular es el castillo de Camelot, situado en la Bretaña postrromana, donde se desenvuelve la famosa historia del Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda.

Castillo de Bran
La forteleza de Bran es el famoso castillo gótico del conde Drácula, Construído en Europa del este, siglo XIII, Transilvania, Rumania. El mítico Castillo es inspiración de numerosos relatos góticos ficticios, que dan lugar a una cultura vampiresca, que se masificó a partir del año 1966, por la serie televisiva donde el actor Jonathan Frid interpreta al siniestro Barnabás Collins. La legendaria vivienda del perverso principe de Valaquia Vlad III, conocido como El Empalador, es un imán para turistas de todo el mundo.

Castillo de Eltz 
Fortaleza comenzada a construir en 1157 se le añadieron numerosas construcciones durante 500 años, hoy en día exhibe los estilos de Románico y Barroco de variante germánica. Se ubica en la cima de una colina en la Rivera del río Mosela entre las ciudades de Tréveris y Colbenza, oeste de Alemania.




Castillo de Windsor
La fortaleza Real de Windsor es un complejo arquitectónico que pertenece y sirve de residencia a la corona británica. Fué construído entre el siglo XI y XIII en Berkshire, Inglaterra.


     

Castillo de Gruyeres
Gruyeres es una pequeña ciudad con origen en la Edad Media, capital del distrito del mismo nombre en el Cantón de Friburgo, Suiza. En unas formaciones montañosas que preceden a los Alpes Suizos (zona pre alpina) está situado sobre una colina el poblado y en la cima de esta se encuentra el castillo. Construido entre 1270 y 1282, está emplazado estratégicamente y forificado para repeler asedios. 

Su diseño y construcción corresponden al periodo gótico, aunque los elementos de el estilo no se observan claramente en el castillo, esto suele suceder en las construcciones civiles que se alejan de las corrientes arquitectónicas para ser piezas únicas de la arquitectura.



sábado, 15 de agosto de 2009

Estructura y Evolución de un Castillo


Los primeros castillos eran de un tipo denominado de "montículo y plaza". El montículo era un amontonamiento de tierra ancho y alisado, con una altura habitual de 15 metros. Encima se construía una gran torre de madera. Debajo había un recinto llamado patio interior dentro de una empalizada de madera. Aquí se ubicaban bodegas, corrales y chozas. Tanto el montículo como el patio interior eran pequeñas islas rodeadas por una zanja llena de agua, excavada para construir el montículo. Un puente y un camino estrecho empinado conectaban las dos partes del castillo. En momentos de peligro, las fuerzas defensivas se retiraban al interior de la torre si no podían mantener el patio interior.

En el siglo XI, la piedra empezó a sustituir a la tierra y a la madera en la construcción de los castillos. Se reemplazó la torre de madera que había encima del montículo por una fortificación de piedra de forma circular llamada refugio contra proyectiles. Luego se convirtió en la torre, o torre del homenaje. Una pared de piedra cercaba el antiguo patio interior y la torre del homenaje, y a su vez estaba rodeada por una zanja o un foso. Una única puerta fortificada protegida por un puente levadizo y por una rejilla llevaba al interior del castillo. El ejemplo más conocido de un tipo básico de torre del homenaje de un castillo es la Torre de Londres, construida por Guillermo el Conquistador. Esta gran estructura cuadrada, al principio se erigía en solitario y estaba blanqueada para llamar la atención. Posteriores reyes mejoraron este castillo con las paredes de cerramiento y con otras mejoras que se pueden ver en la actualidad.

Los diseños de los castillos avanzaron cuando los cruzados que habían ido al Este volvieron con noticias acerca de las fortificaciones y la maquinaria para los asedios que habían encontrado en sus viajes. Los castillos concéntricos estaban diseñados de forma que guardaban una torre del homenaje central detrás de dos o más anillos de murallas. Las murallas al principio se reforzaban con torres cuadradas y posteriormente con torres circulares. Era fácil cortar las esquinas anguladas de las torres cuadradas, por lo que la torre era muy vulnerable. Las torres redondas eran más resistentes a los ataques. En la parte superior de las torres y de las murallas se añadían instrumentos de combate para hacer más eficaz la lucha desde arriba.

El cañón apareció en Europa a principios del siglo XIV, pero la artillería eficaz para los asaltos no se usó hasta mediados del siglo XV. El diseño de los castillos cambió como consecuencia del poder de los cañones. Las altas murallas perpendiculares fueron reemplazadas por murallas inclinadas. A finales del siglo XV, los castillos estaban en declive como consecuencia del creciente poder de los reyes. En el siglo XI, Guillermo el Conquistador reclamó la posesión de todos los castillos de Inglaterra para arrebatárselos a los nobles. En el siglo XIII era necesario pedir permiso a un rey para construir un castillo o reforzar uno ya existente. Los reyes intentaban desmilitarizar los castillos con el objetivo de evitar que pudieran ser útiles para rebeldes en potencia.

Los castillos dejaron de ser utilizados por los nobles como vivienda y cayeron en la ruina. Las ciudades fortificadas se hicieron cada vez más importantes conforme la riqueza de la tierra se fue desplazando a las ciudades.


La construcción de un castillo podía llevar desde un año o menos hasta 20 años. Durante varios siglos, la construcción de los castillos fue una importante industria. Los maestros albañiles famosos estaban muy solicitados y los grupos de constructores de castillos se desplazaban de sitio en sitio. Las ciudades que deseaban construir catedrales debían competir por los trabajadores con los nobles que deseaban que construyeran sus castillos.

La construcción del castillo de Beaumaris, en el Norte de Gales, empezó en el año 1295. El diseño era simétrico, sin puntos débiles. En el punto álgido de su construcción requirió de los esfuerzos de más de 30 herreros, 400 albañiles y 2000 obreros. Éstos hacían casi toda la excavación, el transporte, levantaban materiales, cavaban pozos y rompían piedras. Este castillo nunca llegó a terminarse. La construcción del enorme castillo de Conway, construido en Gales por Eduardo I de Inglaterra, llevó 40 meses.

Las murallas de los castillos eran armazones de mampostería rellenos de escombros de piedra y pedernales mezclados con argamasa. La anchura de las murallas oscilaba entre 1,8 y 4,5 metros.

¿Qué es un castillo?


Castillo, vivienda fortificada del rey o de un señor feudal y de los miembros de su corte, habitual durante toda la edad media. Durante este periodo, Europa se encontraba en constante pie de guerra, de modo que se hizo necesaria una construcción capaz de resistir los ataques y los asedios. Además de servir de refugio para el rey o el señor y sus gentes, los castillos también cumplían otros cometidos, como prisión, custodia de riquezas, arsenales de armamento y máquinas de guerra o centros de administración local.
  • Las fortificaciones y los trabajos de reparación del terreno se habían empleado para de defensa desde la Edad de Piedra. Sin embargo, los verdaderos castillos no aparecieron en Europa hasta el siglo IX, por una parte como respuesta a los asaltos vikingos y por otra como manifestación de la descentralización del poder político feudal. Desde el siglo IX hasta el siglo XV se construyeron en Europa miles de castillos, contabilizándose sólo en Francia más de 10.000.

  • Durante el período feudal los nobles del lugar proporcionaron la ley y el orden, además de protección contra asaltantes, como los vikingos. Los castillos eran construidos por los nobles para dar protección o para proporcionar una base segura desde la que pudieran operar las fuerzas militares del lugar. El evidente valor defensivo de un castillo oscurece el hecho de que principalmente era un instrumento ofensivo. Funcionaba como base de operaciones para soldados profesionales, sobre todo de la caballería, que controlaba el campo circundante. En una época en la que por diversas razones la autoridad centralizada de los reyes era débil, una red de castillos y las fuerzas militares a las que brindaban apoyo proporcionaban una relativa estabilidad política.



Los castillos más primitivos consistían tan sólo en una torre de madera construida sobre un terreno elevado y rodeada de una zanja. Al nivel del suelo se construía un montículo escarpado llamado mota. Como los métodos de asedio a los castillos se fueron perfeccionando, se hicieron necesarios uno o varios recintos de murallas o empalizadas, situados a cierta distancia de la mota. El espacio contenido dentro de estos recintos se conoce con el nombre de bastida o patio de armas. Hasta el siglo XI el sistema de defensa de mota y bastida fue el habitual en la mayoría de los castillos. Los muros exteriores se fueron haciendo cada vez más gruesos y se coronaron con galerías almenadas desde las que los defensores podían arrojar flechas o lanzar otro tipo de proyectiles.